el proceso

De verdad que este año no pensábamos volver con las camisetas.

Pero mucha gente nos lo preguntaba:
“¿No vais a sacar camisetas nuevas?”

Y, en lo personal, decidí ponerme con ellas… pero quería darles una vuelta. Repensar las imágenes, lo que quería que contaran.
Esta vez, además, incluí pequeñas partes pintadas a mano. Cada camiseta me lleva más tiempo, sí, pero también está más llena de intención.

Con el deseo genuino que cuando tengas una de ellas en tus manos sepas que es algo auténtico y especial.

Cada diseño tiene pocas unidades. Hechas a mano.

Marta Solar

EL DISEÑO

NO ES SOLO UNA CAMISETA

Estos dos últimos años estado inmersa en un proceso de crecimiento a nivel artístico y personal, después de tantos cambios en mi vida, y de que algo se rompiera para siempre...

De esa grieta

nace... o brota algo que siempre estuvo en mi.

Desde mi época de estudiante, y cuando descubrí la xilografía, me enamoré de el contraste y

el poder del negro

y blanco...

La importancia de los lazos y de la magia cotidiana que encuentras de la mano de quienes son tu tribu..

Descubre los diseños de Endora Moon, las imágenes que han salido como un volcán en erupción..

Gracias por estar aquí.

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Casa de Baba yaga
Aquelarre
Witch

Siempre he sido una enamorada del folklore eslavo y de toda esa iconografía de aquellas tierras, así que vino a mí la imagen de Baba Yaga y su singular casa.
Baba Yaga no cuida a las niñas buenas. Baba Yaga forja a las mujeres libres.

Vive en lo más hondo del bosque, en una casa que camina sobre patas de gallina. Gira sin parar, como la vida, como el cambio. No es buena ni mala. Es fuerza bruta. Es prueba.

Si te atreves a cruzar su puerta, prepárate: te va a mirar con ojos viejos y sabios, y no le sirven tus excusas. No regala nada. Pero si vas de frente, sin máscaras, puede darte justo lo que necesitas —aunque duela.

Baba Yaga es la bruja salvaje que no busca agradar. La que arde sin quemarse. La que te muestra tu sombra para que encuentres tu luz...

Si estás aquí, seguro que lo eres, imposible no enamorarse de todo aquello que nos transporta a lo antiguo y frío, esas noches de niebla y aquella casa...
una casa victoriana, otra estética que evoca el nacimiento del espiritismo, los secretos y las sombras elegantes.

Quería recordar que la soledad no es total cuando has encontrado tu gente mágica.
Esa casa que parece encantada soy yo. Con todas mis habitaciones, luces encendidas y ventanas rotas. Pero desde lo alto, siempre hay alguien, que me acompaña.

Brujas que llegan cuando caes. Que te cubren aunque no las veas.

Porque si te caes, tu aquelarre te respalda.

Es como un escudo.
A veces me he sentido observada, juzgada o malinterpretada por ser distinta, por hablar fuerte, por no encajar en lo esperado. Así que decidí transformar esa mirada ajena en un acto de poder.

Las dos brujas enfrentadas no se amenazan: se reconocen. Se saben parte del mismo linaje. Están unidas por una cadena de estrellas porque no se rompen, se enlazan.
El corazón entre ellas no es solo símbolo de amor: es un pacto.

Esto no es solo una camiseta, es una declaración:
Que miren. Que teman. Que murmuren en la sombra. Aquí estamos. Y brillamos igual.

Me inspiro en los diseños wiccanos y en el simbolismo del paganismo moderno. También siento una conexión muy fuerte con el arte popular escandinavo y eslavo —esa simetría casi mágica, los motivos vegetales que parecen susurrar algo antiguo.

Confía
Hermandad
Mamba

Esta brujita nace en un momento de mudanza interior. Cuando nada estaba claro, pero todo era urgente.
La figura doble representa esa versión de mí que estaba mutando. A veces me sentía dividida entre la que era y la que estaba naciendo. Qué difícil a la vida, ponerse en sus manos, cuando nada tiene sentido...

Las jaulas abiertas a los lados son símbolo de todo lo que he soltado.
Las ramas que brotan del sombrero no crecen hacia arriba: caen como raíces desde la mente, recordándome que también se puede florecer desde lo incierto.

Me tatué esta frase invisible en el pecho:
Confía. Aunque no sepas a dónde vas. Aunque duela. Aunque tiemble todo.

En el centro del diseño una figura con rostro de gata (homenaje a Endora) . Para mí representa ese lado protector, intuitivo y fuerte que todas llevamos dentro. Ella abraza a otras mujeres que se refugian. Cada una tiene un rostro distinto, porque todas llegamos con historias y heridas propias, pero a través del arte esas cicatrices se transforman en símbolos.

Una de ellas sostiene con cuidado la cabeza de otra, otra levanta el brazo como si brotara una rama. Están unidas por elementos naturales —ramas, estrellas, flores— porque creo que cuando las mujeres se apoyan entre sí, también están tejiendo algo más grande.

El marco que rodea todo no es solo decorativo: lo pensé como una corona o un círculo de protección. Las flores no son suaves, son firmes. Son señales de defensa y de unión. El color rojo me recuerda que lo bello también puede ser fuerte, incluso cuando sangra.

Este diseño está inspirado en Mamba, la preciosa perra de mi amiga Vanesa, que es también una de esas personas que marcan la vida.
Pensé en Mamba como símbolo de esos seres que no necesitan entender nuestro caos para quedarse. Que no hacen preguntas, que solo acompañan.
Corre a tu lado como si supiera que, aunque no haya un mapa claro, igual vas en la dirección correcta.

Mientras yo vuelo, ella corre.
Y en ese pacto silencioso, mi locura se convierte en brújula.

Quise dibujarlo para recordarme —y recordarles— que hay amores que no necesitan ladrar para sostenerte. Están. Y te salvan. Cada día.

Bruja hermana
A los gatos de

una bruja NI TOCARLOS

NO SÉ

VIVIR SIN GATOS

Este diseño nació de la necesidad de honrar una amistad que me ha salvado.
De esas mujeres que no compiten contigo, sino que te miran con ternura, incluso cuando tú no te aguantas.
Que no te aplauden por envidia ni te abrazan por interés.

La cinta que rodea la imagen es un lazo, pero también es un hechizo protector.
El péndulo en el centro representa la conexión con la verdad entre dos que se eligen con el alma.

Porque cuando una mujer te ve sin juicio, y te sostiene sin pedir nada…
sabes que encontraste una hermana de magia.

El año pasado, mientras creaba unas tote bags, recordé el título de un documental que me removió: “A los gatos ni tocarlos”. Esa frase me atravesó, pero yo necesitaba decirla desde otro lugar. Desde el bosque. Desde la bruja. Desde lo invisible.

Así que lo transformé:
“A los gatos de una bruja… ni tocarlos.”

Porque para mí, los gatos no son solo animales. Son guardianes, guías, compañeros de sombra y de silencio. Saben cosas. Perciben lo que otros no ven. Y están ahí, incluso cuando el mundo se cae.

La bruja que dibujé no soy yo, pero podría serlo. Es una figura del bosque, una protectora de lo salvaje y lo sagrado.
Está rodeada de sus gatos, cada uno con su propia energía, con coronas como si fueran pequeños soberanos de lo oculto. Están tranquilos, sí, pero no son accesibles. Están custodiados. Porque no todo el mundo tiene permiso para acercarse.

Esta ilustración no necesita muchas vueltas: es una confesión.

Lo hice desde el lugar más sincero que tengo. Porque no sé, ni quiero, imaginar una vida donde no haya un gato cerca.
No hablo solo de compañía. Hablo de esa presencia que calma, que observa, que te entiende sin tocarte.
Hablo de ese lenguaje mudo que compartimos.

En el centro dibujé a una bruja abrazando a su gata. Podría ser cualquiera, podría ser yo.
Es un gesto íntimo, de esos que solo compartimos con quienes nos salvan sin pedirlo.
A su alrededor, giran cuatro gatos en distintas posturas: algunos juegan, otros vigilan, uno parece flotar. Son parte del conjuro.
Porque cuando una se siente rota o perdida, ellos sostienen el hilo.

Los trazos curvos, el movimiento que rodea la escena, los detalles vegetales y astrales, todo está ahí para reforzar la idea de que vivir con gatos es entrar en otro ritmo. Uno más silencioso, más sabio, más verdadero.

La frase, tan directa, me salió sin filtro:
No sé vivir sin gatos.
Y lo dibujé así, sin adornos, porque a veces lo más simple es lo más profundo.

En tu destino

Pensando en esa sensación difícil de explicar, pero muy real: cuando sientes que un gato sabe algo antes que tú.
Como si intuyera los pasos del destino, como si viera más allá del velo, como si entendiera qué necesitas antes incluso de que tú lo sepas.

Dibujé a esta bruja flotando, casi dormida o entregada al viaje. No tiene el control, no necesita tenerlo.
A su alrededor giran sus gatos, como satélites con alma, como guardianes de su viaje interior. No es un vuelo perfecto: es una caída, una rendición, una transformación.
Y ellos están ahí. Siempre.

La frase “Ellos ven lo que yo aún no intuyo” me salió casi sin pensar. Es una verdad que siento con cada fibra.
Hay momentos en los que dudo, en los que no veo con claridad… y entonces aparece uno de mis gatos, se queda a mi lado, me mira de una forma que solo ellos saben, y algo en mí se calma. Se alinea.

Las camisetas

Cada una es especial. todas hechas a mano. sino encuentras tu talla o modelo consulta directamente con Marta.